¿Cómo influyen las emociones en el rendimiento?

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¿Cómo influyen las emociones en el rendimiento?

Vemos muchos prejuicios en torno a las emociones en el lugar de trabajo, y el personal y los directivos son instados constantemente a controlarlas, así que, nos guste o no, las emociones son tan predominantes en el lugar de trabajo como en nuestra vida privada. Si intentamos reprimirlas o expresarlas de forma disfuncional, pueden afectar realmente a nuestro rendimiento.

Por ejemplo:

  • El miedo al fracaso, el estrés o el cansancio: todos ellos pueden conducir a una disminución de la productividad y, posiblemente, a la baja por enfermedad o al agotamiento.
  • Conflictos interpersonales: los estudios demuestran que los directivos pasan el 40% de su tiempo resolviendo conflictos dentro de sus equipos o con sus superiores.
  • Expresar satisfacción por su éxito – puede provocar celos entre los compañeros de trabajo, sin embargo, si no celebramos nuestros éxitos, ¿cómo nos mantenemos motivados?
  • Durante los periodos de cambio – boicotear las emociones puede llevar a la frustración, lo que puede comprometer el proyecto y el retorno de la inversión.

Los hombres no lloran

La sociedad actual trata de eliminar los estereotipos de género, pero el viejo dicho «los hombres no lloran» se sigue escuchando hoy en día tanto en el patio de recreo como en la sala de juntas. En el mundo empresarial, todavía se espera que muchos de nosotros seamos serios y controlemos completamente nuestros sentimientos. Por lo tanto, mostrar las emociones en el lugar de trabajo sigue considerándose un signo de debilidad y a muchos de nosotros se nos enseña a reprimir nuestras emociones y a mantenernos fuertes bajo presión o estrés.

Ahora somos cada vez más conscientes de la importancia de la inteligencia emocional para el rendimiento en el trabajo y la aparición de la neurociencia está demostrando cómo las emociones son vitales para el funcionamiento armonioso de un individuo.

Importancia de la inteligencia emocional

Se prevé que, en los próximos diez años, la inteligencia emocional sustituirá probablemente al antiguo concepto de «habilidades blandas» y esto constituye unos objetivos clave dentro del coaching corporativo. Por lo tanto, los coaches tienen todo por ganar si comprenden bien cómo funcionan las emociones, qué abarca la inteligencia emocional en el trabajo y cómo funcionan ellos mismos desde este punto de vista.

La enseñanza de los fundamentos del coaching implica a menudo una explicación básica de cómo funcionamos y del vínculo entre el pensamiento, la emoción y el comportamiento. Estos tres elementos interactúan para formar nuestra percepción del mundo, por lo que, como coach, deberá conocer bien el tema y hacer un uso óptimo de la inteligencia emocional en sus sesiones de coaching.

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