¿Está el mundo de hoy influenciado por símbolos de éxito diferentes a los que usted utilizó cuando era niño? Si bien son biológicamente similares a los de generaciones anteriores, el contexto en el que viven los jóvenes ha cambiado. Existe, entonces, la percepción que los jóvenes difieren de una generación a otra.
De Sócrates a Aristóteles
Ya 400 años antes de Cristo, Sócrates afirmaba que los jóvenes tenían malos modales y carecían de respeto por la autoridad. Para Aristóteles, el período de 15 a 21 años se caracteriza por pasiones (la más importante de las cuales es la sexualidad), impulsividad, falta de control. Pero también por el coraje, el idealismo, el gusto por el éxito y el optimismo.
Los jóvenes se encuentran en una situación bastante positiva
Desde hace mucho tiempo, los adultos tienen la sensación de que «en mi época era mejor» y que para los jóvenes «es peor». Sin embargo, varios indicadores de salud y bienestar muestran que los jóvenes de hoy en día están tan bien, si no mejor, que sus mayores. Si basamos nuestra evaluación en toda la población adolescente y no en muestras clínicas, los jóvenes se encuentran en una situación bastante positiva. Mostrarían un sentido de bienestar personal, una calidad de relación con los padres y hermanos, un sentimiento de felicidad. Tendrían una visión optimista del futuro, el deseo de vivir en pareja y tener hijos. Finalmente, tendrían altas aspiraciones educativas y profesionales, etc.
Un día descubrimos las limitaciones de nuestros padres
Si vamos más allá de estos resultados relativamente positivos, tendremos que admitir que durante la adolescencia hay una transformación de las relaciones con los padres. La figura de la autoridad parental, más o menos idealizada, se reduce a proporciones más humanas. Así, la imagen que tenemos de nuestros padres no sólo se compone de cualidades, fortalezas, sino también de defectos, debilidades y necesidades. En la adolescencia, nos damos cuenta de las limitaciones de nuestros padres. Como padre, es bueno recordar que hicimos la misma observación a su edad.
El joven necesita apoyo más que ultimátum
En la adolescencia, el joven llega a ser capaz de comprender que sus padres tienen emociones, temores y esperanzas. Nota que esta última no se reduce a la condición de progenitor. Por su parte, el padre llega a comprender que su hija o hijo ya no es un niño. Se ha convertido en una persona que está a punto de construir su mundo y que, para ello, necesita más apoyo que instrucciones, órdenes o ultimátum.
El poder de la comunicación
Este nuevo entendimiento entre las dos generaciones tiene sus raíces en la buena comunicación. La calidad de las relaciones familiares es una fuerza impulsora en el proceso de socialización de los jóvenes. El sentido de pertenencia a la familia y el respeto mutuo son fundamentales para ellos. El calor y el afecto en las relaciones interpersonales también tienen un efecto positivo en los adolescentes. Todo esto contribuye a una buena autoestima y a una actitud positiva hacia el futuro.
Los símbolos de éxito
Los resultados de una investigación en Canadá presentan los valores en el centro de las preocupaciones de los jóvenes. A continuación se presentan, por orden de importancia, las seis afirmaciones más significativas, luego que estos estudiantes respondieran a la pregunta: «Más adelante, pensaras que has tenido éxito en la vida si…»
- tienes una familia unida
- eres feliz en tu vida de pareja
- tienes éxito en tu trabajo
- ganas mucho dinero
- te involucras en tu comunidad
- eres importante e influyente
El valor de la familia
Una encuesta reciente valida hasta qué punto el valor de la «familia» está asociado con la felicidad entre los jóvenes y está en el centro de sus preocupaciones aunque a veces no lo demuestren. Al escuchar esto expresado por muchos adolescentes, la familia es su ancla más preciada, incluso cuando es disfuncional y especialmente cuando están atravesando una tormenta. Hay que recordárselo a los padres.
La búsqueda de una meta que tenga sentido
Otro estudio canadiense argumenta que la familia es su único lugar de permanencia. Si no se sienten ayudados o animados, los jóvenes perciben que sus esfuerzos son inútiles. Los niños estarían menos influenciados por la familia que las niñas. Sin embargo, los padres tendrían un mayor impacto que las madres en el éxito de los niños.
Trabajo y autoestima
El interés por un trabajo a tiempo parcial durante los estudios es palpable para todos los jóvenes. Su participación en el mundo del trabajo les permite adquirir autonomía. Sin dejar de lado la adquisición de competencias y el aumento de la libertad económica, afirman que se toman en serio el trabajo. Éste constituye algo concreto, no es virtual. El trabajo está demostrando ser un medio positivo para desarrollar su estima e identidad. Aunque decimos que a veces el trabajo es duro, sigue siendo una de las actividades más bellas para ganar confianza en uno mismo, florecer y crecer…..
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